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"Denominación de Origen". 11 de abril de 2011

Se le llama denominación de origen al nombre del lugar de procedencia que se le otorga a un producto que se utiliza para garantizar oficialmente que un producto es originario de determinada región o localidad, dentro de un país en particular. Se utiliza para garantizar que el producto viene de ese lugar y por ese motivo, la calidad y características que posee se deben exclusivamente al medio geográfico en donde se realiza y que toma en cuenta los factores naturales y humanos que son originarios del medio en donde se produce.
Los productos no nacieron de la casualidad y la gente se ha ocupado de la producción de bienes cuyo cuidado en su elaboración hacían de éstos característicos de la región en donde se producían. En un momento dado, surgió la necesidad y el derecho de otorgar protección a su titular o productores, contra cualquier persona que no perteneciera a la región y pretendieran producir estos bienes en otros lugares en donde no se habían realizado originalmente.
En este regreso a los básicos de cualquier país o región, me parece indispensable que revisemos nuestras denominaciones de origen y las explotemos por el bien de México. Si bien es cierto que el mercado está lleno de productos originales y aún más piratas, siempre será apreciado un buen producto que se fabrica de manera industrial o artesanal con el máximo cuidado y con los ingredientes característicos de la región.
Es el IMPI (Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual) es quien se encarga de otorgar las denominaciones de origen en nuestro país. En México tenemos alrededor de 13 denominaciones de origen, algunas ya autorizadas y otras en proceso de autorización. Entre ellas está el Tequila (Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Michoacán y Tamaulipas), el Mezcal (Guerrero, Oaxaca, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí), Olinalá (Guerrero), la Talavera (Puebla y Tlaxcala), el Chile Habanero (Yucatán), Bacanora (Sonora), el Ambar (Chiapas), el Café (Veracruz), el Sotol (Chihuahua, Coahuila y Durango),  la Charanda (Michoacán), el Café (Chiapas), el Mango Ataulfo (Soconusco, Chiapas), la Vainilla (Papantla), el Café Pluma (Oaxaca) y el Tehuacán (Tehuacán, Puebla).
Como mexicanos, debemos volver la vista hacia lo nuestro y valorar en su justa medida la gran riqueza cultural y gastronómica que poseemos. La denominación de origen es un instrumento que nos servirá para garantizar la originalidad y la calidad de nuestros productos. Tenemos tanto que ofrecer al mundo, que debemos protegerlo de las imitaciones. Para mi gusto, se podrían proteger  algunas variedades de queso, nopal, plantas comestibles como el Chipilín o el Chepiche, el Huazontle, el Chocolate de Oaxaca y Tabasco, la Noche Buena, el Mole Negro de Oaxaca, los Camotes de Puebla, la Jamaica, los Alebrijes de Oaxaca, etc, etc. Ustedes pueden aumentar muchos más, la lista es enorme.
El trámite es tortuoso y los mismos directivos del IMPI lo reconocen, pues hay que acreditar factores de clima, tierra, ubicación geográfica y tradición histórica para demostrar que el producto se debe a esas características. También hay que cumplir con requisitos legales, hacer pagos y llenar solicitudes; reconozcámoslo, no es fácil, sin embargo, vale la pena. No dejemos que se pierda nuestra esencia y mexicanidad. Preservemos nuestra cultura y protejámosla de imitaciones que la desprestigien, nuestros hijos nos lo agradecerán.

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