La semana pasada, tuve la oportunidad de estar en Monterrey. Digo oportunidad porque para una persona que le gusta analizar el comportamiento del consumidor en diferentes ambientes, la realidad que se vive en esa ciudad, cambia en mucho la forma en que se hacen las compras y esto me resulta muy interesante. Aunque, para ser sinceros, no pude analizar tan a fondo como hubiera querido lo que sucedía, sí pude detectar ciertos comportamientos interesantes.
Después de los diferentes acontecimientos presenciados por los habitantes de esta ciudad, el teléfono celular se ha vuelto fundamental; una llamada, mensajes o el radio ponen al tanto a la población de lo que sucede, pero es importante no dejarlos en la maleta o en la bolsa. Si se suben al auto, lo bajan y lo ponen en las bolsas del pantalón o lo llevan consigo “por lo que pueda suceder”. Si alguien no tenía antes celular por alguna razón, hoy en día es importante que todos porten uno por su propia seguridad. Y es que también se ha convertido en el primordial medio de comunicación, pues es por medio de estos aparatos como se pasan información y se alertan de lo que está sucediendo en algún lugar en particular, si ven patrullas, si hay bloqueos, etc. Es impresionante ver cómo la gente inmediatamente toma su celular, llama o escribe si ve algo extraño. El Facebook también es una herramienta de comunicación fundamental y es la forma más fácil de que llegue la información a la mayor cantidad de gente en unos pocos minutos.
Al llegar a un estacionamiento, una mirada general al fondo y a los lados del mismo, les hace más confiable la entrada, lo mismo al salir. Después de hacer compras e ir por el carro, revisar de manera general y a fondo para todos lados del lugar hace que las personas se sientan más tranquilas. Lo importante también es llegar a su casa lo más temprano que se pueda, la regla es que sea “antes de que obscurezca”.
Por lo mismo, las salidas hasta la madrugada son cosas del pasado. La fiesta se acaba antes y todos lo tienen claro. Las reuniones se hacen más temprano de lo usual y algunos restaurantes tienen la opción “a domicilio” para que se organice la reunión en una casa y las personas no tengan que salir, y así lo promocionan. Antes, las posadas eran en las noches, ahora son a medio día o a la hora de la comida. Ahora, cualquier festejo, lo celebran con comidas por lo regular y ya no con cenas. Si se reúnen en las casas, éstas son a la hora de la comida o lo más temprano que se pueda, pero ya no en las noches.
Las camionetas ya no son una compra tan atractiva como antes y tampoco los autos lujosos; aunque cada propietario tiene su argumento para seguir manejando cualquiera de los dos, desde un “este no les sirve porque no es de 4 puertas y no es tan alto como una camioneta”, hasta “lo que quieren es la camioneta, así es que si te bajas tranquila, no hay problema”. Esos son los comentarios de algunos “valientes” como les llaman.
Dice el dicho que “a todo se acostumbra uno, menos a no comer”. Esperemos que Monterrey y el país entero pase rápido esta situación de inseguridad y violencia; sin embargo, tomando en cuenta la experiencia de Colombia, tendremos que cambiar muchas de las cosas que hacíamos en la vida diaria, así como la manera en que compramos, qué, cómo, dónde y por qué lo hacemos.