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"Las compras en Monterrey". 27 de junio de 2011.

La semana pasada, tuve la oportunidad de estar en Monterrey. Digo oportunidad porque para una persona que le gusta analizar el comportamiento del consumidor en diferentes ambientes, la realidad que se vive en esa ciudad, cambia en mucho la forma en que se hacen las compras y esto me resulta muy interesante. Aunque, para ser sinceros,  no pude analizar tan a fondo como hubiera querido lo que sucedía, sí pude detectar ciertos comportamientos interesantes.
Después de los diferentes acontecimientos presenciados por los habitantes de esta ciudad, el teléfono celular se ha vuelto fundamental; una llamada, mensajes o el radio ponen  al tanto a la población de lo que sucede, pero es importante no dejarlos en la maleta o en la bolsa. Si se suben al auto, lo bajan y lo ponen en las bolsas del pantalón o lo llevan consigo “por lo que pueda suceder”. Si alguien no tenía antes celular por alguna razón, hoy en día es importante que todos porten uno por su propia seguridad. Y es que también se ha convertido en el primordial medio de comunicación, pues es por medio de estos aparatos como se pasan información y se alertan de lo que está sucediendo en algún lugar en particular, si ven patrullas, si hay bloqueos, etc. Es impresionante ver cómo la gente inmediatamente toma su celular, llama o escribe si ve algo extraño. El Facebook también es una herramienta de comunicación fundamental y es la forma más fácil de que llegue la información a la mayor cantidad de gente en unos pocos minutos.
 Al llegar a un estacionamiento, una mirada general al fondo y a los lados del mismo, les hace más confiable la entrada, lo mismo al salir. Después de hacer compras e ir por el carro, revisar de manera general y a fondo para todos lados del lugar hace que las personas se sientan más tranquilas. Lo importante también es llegar a su casa lo más temprano que se pueda, la regla es que sea “antes de que obscurezca”.
Por lo mismo, las salidas hasta la madrugada son cosas del pasado. La fiesta se acaba antes y todos lo tienen claro. Las reuniones se hacen más temprano de lo usual y algunos restaurantes tienen la opción “a domicilio” para que se organice la reunión en una casa y las personas no tengan que salir, y así lo promocionan. Antes, las posadas eran en las noches, ahora son a medio día o a la hora de la comida. Ahora, cualquier festejo, lo celebran con comidas por lo regular y ya no con cenas. Si se reúnen en las casas, éstas son a la hora de la comida o lo más temprano que se pueda, pero ya no en las noches.
Las camionetas ya no son una compra tan atractiva como antes y tampoco los autos lujosos; aunque cada propietario tiene su argumento para seguir manejando cualquiera de los dos, desde un “este no les sirve porque no es de 4 puertas y no es tan alto como una camioneta”, hasta “lo que quieren es la camioneta, así es que si te bajas tranquila, no hay problema”. Esos son los comentarios de algunos “valientes” como les llaman.
Dice el dicho que “a todo se acostumbra uno, menos a no comer”. Esperemos que Monterrey y el país entero pase rápido esta situación de inseguridad y violencia; sin embargo, tomando en cuenta la experiencia de Colombia, tendremos que cambiar muchas de las cosas que hacíamos en la vida diaria, así como la manera en que compramos, qué, cómo, dónde y por qué lo hacemos.

"Los marcadores somáticos: responsables de nuestras compras". 20 de junio de 2011.

Según Antonio Damasio, muchas de las compras que hacemos se deben a los marcadores somáticos que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida.
Según este investigador, la mayoría de lo que compramos se debe a una construcción de pensamientos, asociaciones y experiencias que facilitan nuestras decisiones. Vamos a un supermercado y sin mirar las demás marcas de caldo de pollo en polvo, compramos Knorr Suiza. A la hora de escoger una pasta de dientes, tal vez vayamos directamente por una Colgate y dejemos las demás atrás, sin analizar sus ingredientes o innovaciones. Este tipo de decisiones no son demasiado racionales, en el proceso de decisión, se encuentran una cantidad de pensamientos que fueron determinados desde hace mucho tiempo por nuestras experiencias y la gran mayoría, por marcadores somáticos que las marcas, en su esfuerzo por convencernos, nos mostraron en sus anuncios publicitarios.
Podemos asociar las marcas con nuestra infancia, ya sea porque es el polvo o la pasta con la que cocinaba nuestra madre y la vimos usarla siempre; o la pasta de dientes que se compraba en nuestra casa cuando estuvimos chicos y pensamos que tenemos buenos dientes al día de hoy y que debemos seguirla usando, que no hay por qué cambiar o probar cosas nuevas, que no sabemos a ciencia cierta lo que harán por nosotros y que no vale la pena arriesgarnos. También tenemos creencias sobre algunos productos que van desde asociar el país en donde fueron realizados, con su calidad o carencia de ésta; por ejemplo, Alemania para los autos, Japón para los aparatos eléctricos o China para un sinfín de artículos. Muchas veces, la calidad también se asocia con el precio; así, pensamos que si es muy caro, debe ser bueno y que si es barato, debemos dudar de su durabilidad. Estos recuerdos, asociaciones, hechos o emociones, se formaron durante años, durante toda nuestra  vida. Son atajos a los que la mente recurre a la hora de tomar una decisión de compra y se les llama marcadores somáticos. Se han acumulado a base de experiencias pasadas  de premios y castigos; sirven para conectar una experiencia o una emoción con una reacción específica. Nos orientan a la hora de decidir y reducen la inseguridad en nosotros a la hora de tomar una decisión.
Este tipo de decisiones son inconscientes, solamente “sabemos” que debemos comprar esto o aquello o que lo preferimos y a veces esta forma de proceder la asociamos con el instinto. Afortunada o desafortunadamente, los marcadores somáticos se fabrican día a día y se anexan a la colección que ya tenemos y que nos ayudará a decidir en nuestras próximas compras. Cuando más grande sea nuestra colección cerebral de marcadores somáticos, más decisiones de compra podremos tomar sin sentir incertidumbre.
Los marcadores somáticos no solamente se remiten a la niñez o a la juventud, a nuestras experiencias de premios y castigos, o a nuestras asociaciones de toda la vida; también las marcas hacen muchos esfuerzos por crear marcadores somáticos en sus anuncios publicitarios, mediante la reproducción de la niñez de otra persona a la que nosotros admiramos, produciendo miedo en nosotros si no usamos una determinada medicina o producto curativo, o asociando al producto con atributos relevantes que se queden grabados en nuestra mente.

"Las compras por impulso". 13 de junio de 2011.

Las compras por impulso son aquellas que suceden de repente, sobre todo cuando compramos cosas que no necesitamos y que no habíamos planeado comprar. Generalmente son cosas que no necesita que hagamos un gran esfuerzo mental para comprarlas, como una casa o un auto, muchas veces estas compras se hacen por antojo o por darnos el “gusto” de adquirirlas. Tenemos el dinero en ese momento y las compramos sin pensar.
Dependiendo de nuestro presupuesto, estas compras pueden llevarnos a comprar desde un chicle cuando esperamos en la fila de la caja para pagar en un supermercado, hasta joyas o muebles en “oferta”.
Si no tenemos cuidado a la hora de elegir los artículos que compramos, estas compras se pueden convertir en una costumbre y como “operación hormiga”, nuestro dinero se nos puede ir sin darnos cuenta de que hemos comprado más de la cuenta adquiriendo cosas que no necesitamos.
Todos hemos sido víctimas en mayor o menor medida de las compras por impulso. Para evitar caer rendidos ante sus encantos, aquí enumero algunos tips para evitarlas:
  1. Aténgase a la lista de compras. Si no hace lista a la hora de ir al supermercado, es tiempo de ir pensando en hacerla, pues los estantes y el acomodo de la tienda están hechos para que se nos “antoje” comprar una u otra cosa. Si es de aquellos que va de “tour” al super, tenga cuidado, la  música y el acomodo de los productos “gancho” pueden hacer que compre más cosas de las que tenía pensadas. Por eso es importante hacer una lista antes de ir al supermercado y atenerse a ella.
  2. Antes de adquirir un producto, piense si realmente lo necesita y si lo va a usar. Muchas veces, vemos cerca de las cajas cosas que no necesitamos, desde papitas, refrescos, toallitas húmedas para las manos, chocolates, etc. Están puestas ahí para “tentarnos” y hacer que las compremos. Medite un momento antes de tomar el paquete de gomitas o la revista y meterla al carrito, ¿realmente las necesita?, ¿es un antojo?, ¿puede prescindir de él?.
  3. No se deje llevar por las “ofertas”. Muchas veces entramos en una tienda porque “todo” está al 25% de descuento o más. Cuando vamos analizando y escogiendo las cosas, nos damos cuenta que no “todas” las cosas tienen descuento, y las que nos gustan, menos; pero… ya estamos ahí y se nos antoja todo. Deténgase y piense que si fue a la tienda porque quería ahorrar, la compra que está a punto de hacer tal vez no sea una ganga y esté perdiendo más dinero del que tenía planeado gastar. También, muchas cosas que están de descuento, son cosas que NO SE VENDEN y por eso las ponen de descuento. Generalmente son cosas que no son de primera necesidad y que no se han vendido por lo mismo. Medite un momento  si usted tampoco las necesita y está haciendo la compra sólo porque tiene descuento.
  4. Lleve un presupuesto para sus compras. Cada vez que salga a comprar asígnese un presupuesto para sus compras y aténgase a él. A veces gastamos dinero que no tenemos, porque usamos la tarjeta de crédito para hacer compras superfluas. Si nos atenemos a un presupuesto, seremos más cuidadosos para elegir lo que realmente nos hace falta y dejaremos de lado lo que nos está haciendo gastar más dinero.
Espero que estos sencillos consejos le ayuden a evitar las compras por impulso y a ser más cuidadoso con el dinero que creo que a nadie le sobra.

"Venta de óvulos, niños y más...". 6 de junio 2011.

Primero fue sangre, luego riñones, luego esperma, luego óvulos, pelo, y ahora niños…. ¿qué más estará dispuesta a vender la gente en el futuro?.
Ya sea por un deseo de “ayudar” a quienes no pueden tener hijos o por la jugosa suma de dinero que les están ofreciendo, la venta óvulos, esperma y niños se ha dejado ver últimamente. La decisión de tener hijos se ha retrasado y cuando las parejas quieren tenerlos ya es demasiado tarde, se someten a técnicas de reproducción asistida y cuando se dan cuenta de que sus óvulos ya no sirven para procrear, buscan un “donante” o tratan de comprar un niño. Un negocio redondo.
Si entramos a Internet y buscamos “venta de óvulos” nos saldrán un sinfín de anuncios sobre reclutamiento de “donantes” y los precios que se pagan por ellos, así como los requisitos y pasos para prepararse para realizar la donación. También dónde se venden y cuánto cuestan. En el caso de los niños, la situación es mucho más triste. Hoy en día se pueden encontrar anuncios sobre bebés en general y su precio… ¿Con el tiempo habrá razas y certificados de algo así como un “pedrigrí”, como con los perros?, ¿se podrá escoger entonces color de pelo, ojos, piel, etc?).
En el pasado no se hablaba de menstruación, ni de nada que tuviera que ver con sexo, que una familia no pudiera tener hijos o que simplemente no quisiera era motivo de morbo y lejos de encarar el problema, se llevaban al chisme, al juicio y a la mala información. Es necesario encarar este tipo de temas y llamarlos por su nombre con el objeto de reglamentarlos, analizar los pros y los contras no solamente en el aspecto legal, sino psicológico de las partes y las cuestiones éticas y bioéticas que son inherentes a ellas y que en el futuro traerán consecuencias para la sociedad. La mayoría de las veces, estas prácticas se regulan desde el punto de vista legal únicamente por la gran cantidad de dinero que se maneja en las transacciones; el hecho de que genere ganancias hace que se les dé prioridad para darles una resolución legal.
Desde mi punto de vista, estas prácticas se parecen un poco a la contaminación ambiental. En el pasado, estábamos felices con el plástico, con su practicidad y durabilidad, con ya no tener botellas de vidrio como envases; sin embargo, nunca pensamos en las consecuencias que traería para el ambiente este tipo de inventos que nos aligeraban la vida, la hacían más sencilla y práctica. El hecho de hacer fertilizaciones in vitro y que haya donantes de esperma y óvulos ha puesto felices a más de uno, pero ¿qué va a pasar cuando estas prácticas sobre venta de niños, óvulos, esperma, etc., estén legalmente reguladas y sea una práctica común?, ¿con qué clase de problemas psicológicos y sociales nos vamos a enfrentar como sociedad?.
Es necesario reflexionar sobre estos temas desde todos los puntos de vista y tratar de adelantarnos un poco al futuro y dimensionar las consecuencias. ¿Cómo será la actitud de un niño que sabe que ha sido comprado?, ¿o la de un niño que sabe que parte de él no pertenece a su madre o a su padre porque el óvulo o el esperamatozoide de donde vino no es de alguno de ellos?.
No estoy en contra de la adopción y de la ayuda a quienes no están en condiciones de procrear; pero creo que la “venta” es otro tema que hay que analizar y reflexionar a fondo antes de que sea demasiado tarde.

"Educación para el consumo: alimentos orgánicos (2a parte)". 30 de mayo 2011

La semana pasada analizamos cuándo un alimento es considerado orgánico, así como los diferentes tipos de acreditaciones que se deben obtener para que éstos sean considerados como tales. En esta columna seguiremos hablando un poco más sobre estos alimentos y sus características.
Existen grupos indígenas, cooperativas campesinas, granjas familiares y agro-empresarios de escala media que se dedican al desarrollo de alimentos orgánicos. Aunque hay varios productores, el consumo interno es mínimo y de esta producción, sólo el 15% se queda en nuestro país. Entre los productos que se cultivan en México, destaca el café orgánico, del cual somos el primer productor mundial. Otro de nuestros productos orgánicos estrella, es la miel orgánica, la cual se cosecha mediante métodos tradicionales y es 100% pura; nuestro país se ha posicionado como uno de los más grandes exportadores de miel en el mundo y Yucatán es uno de los principales productores en nuestro país.
En cuestión de compras, es importante señalar qué NO es un producto orgánico. El hecho de que en un empaque se diga que las lechugas fueron regadas con agua de pozo profundo, no quiere decir que éstas sean orgánicas, pues si el pozo está contaminado, de ninguna manera serán orgánicas. De hecho, una de las principales asignaturas pendientes en el tema de los productos orgánicos es el de regular las categorías de productos orgánicos a nivel mundial, porque como ya lo había comentado, no hay una reglamentación clara al respecto. Cada país establece su propia definición, características y regulaciones. Hay quien dice que para obtener la certificación, en los lugares de producción debe prohibirse el encierro y el maltrato de los animales y que los mismos no deben ser sometidos a estrés alguno; igualmente, los productores y trabajadores deben desempeñarse en un medio sano y con un sistema justo de distribución de la riqueza. Como vemos, se dificulta más obtener una certificación a nivel mundial cuando los estándares no son los mismos en cada país.
En México tenemos la Ley de Productos Orgánicos (http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LPO.pdf) que es la que determina lo que es y lo que no es un producto orgánico. Sin embargo, esta ley no hace distinciones entre tipos de productos orgánicos y habla de un único tipo de producto “orgánico” que cuente con las características que menciona en la ley y que no repito aquí porque son demasiadas características para una sola columna. Esta ley también menciona al Consejo Nacional de Producción Orgánica como un órgano de consulta de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales quien representa los intereses de los productores y agentes de la sociedad en materia de productos orgánicos. La Secretaría también se encarga de acreditar a los certificadores nacionales, quienes antes debieron haberse acreditado por una Entidad de Acreditación en términos de la Ley Federal sobre Metrología y Normalización y/o demostrar Acreditación bajo la Guía ISO 65 o su equivalente nacional o de otros países.
Como podemos ver, en materia de productos orgánicos, aún queda mucho por hacer. Es una industria en crecimiento que actualmente tiene un valor de alrededor de 10 mil millones de dólares aproximadamente y que crece día a día. Para aquellos emprendedores interesados en iniciar algún negocio, este es un nicho de mercado por explotar.

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