Trabajo y familia es el nombre de un estudio realizado por el Banco Mundial sobre mujeres de América Latina y el Caribe en busca de un nuevo equilibrio y que se encuentra disponible en Internet.
Me parece interesante retomar algunos puntos de esta investigación, la cual busca obtener una especie de fotografía sobre lo que sucede actualmente en América Latina con las mujeres en la búsqueda, no de igualdad, sino de equidad. Al respecto cabe señalar que no es posible hablar de igualdad, porque hombres y mujeres, por naturaleza somos diferentes. Al hablar de equidad se habla de que cada uno de nosotros, tanto hombres como mujeres, debemos poder acceder a aquello a lo que tenemos derecho.
De esta forma, el estudio afirma que en América Latina, los avances en materia de equidad han ido en aumento desde los años 60´s hasta nuestros días. Entre los avances más notables mencionados en este estudio, están el acceso de las niñas a la salud, la educación y la terminación de sus estudios. De la misma forma, se ha producido un crecimiento en la participación de la mujer en la fuerza laboral y en particular en los escaños parlamentarios, siendo este último un porcentaje de los más altos en el mundo.
Desgraciadamente, esta participación de las mujeres en la fuerza laboral ha traído consigo una crisis de identidad. Al dejar de estar vinculadas únicamente a sus familias, las mujeres están luchando por encontrar un equilibrio entre trabajo y familia. Aunque las mujeres en general siguen valorando la familia y el cuidado de los hijos, hoy en día han asignado una importancia cada vez mayor al trabajo, de manera que se ha intensificado en ellas la lucha constante por encontrar un equilibrio entre vida y carrera, pues la estructura familiar y la dinámica del hogar influyen en la valoración y la percepción del empleo en las mujeres como un conjunto de características de las que ellas ahora son parte.
Las mujeres casadas con un alto nivel educativo muestran una mayor inclinación por pertenecer a la fuerza laboral y consideran el trabajo como una carrera y no como una simple fuente de ingresos. De hecho, diversos estudios sostienen que el punto de vista de las mujeres en general sobre el trabajo ha cambiado de verlo solamente como una fuente de ingresos a definir su participación en el ambiente laboral como parte de sus carreras profesionales.
Esta lucha por alcanzar un justo medio entre trabajo y vida familiar es un reflejo de la tensión que ejercen las identidades de las mujeres, madres y trabajadoras, fenómeno denominado “culpabilidad de la madre”. Para disminuir lo anterior y con el aumento del número de mujeres que intentan equilibrar carrera y familia, es necesario desarrollar un buen número de políticas para contribuir a aliviar esta lucha por compaginar la identidad profesional y tradicional; un ejemplo de ello pueden ser las guarderías, los horarios de trabajo más flexibles y los relevos en los casos de ausencia por maternidad. Al respecto se ha demostrado que ha aumentado el uso de guarderías y estancias infantiles, dejando de lado las prácticas tradicionales de dejar a los hijos al cuidado de los familiares, hecho que ha ayudado a las madres a tener un mayor equilibrio entre trabajo y familia.
Esperemos que muy pronto cada mujer pueda elegir con plena libertar la identidad que les atraiga más para que puedan desempeñarla con éxito.