Hace ya más de 10 años que Néstor García Canclini se hacía la pregunta de que si los ciudadanos estábamos siendo tratados como consumidores cuando para conseguir nuestro voto se estaba haciendo uso de la mercadotecnia. Entonces, se veía a cualquier ciudadano como aquél que votaba y actuaba con respecto a las cuestiones públicas por una convicción individual, razonada y con pleno conocimiento de sus derechos, y no como un consumidor que adquiría, utilizaba o disfrutaba de algún tipo de bien o servicio que recibía de quien lo producía.
Hoy en día, la mercadotecnia no está presente solamente en los procesos empresariales o de intercambios de lucro; por el contrario, su injerencia ha ido más allá y ahora este consumidor/ciudadano también puede “adquirir” ideas de partidos políticos, líderes sindicales e incluso campañas sociales de cualquier tipo, aunque esta “compra” no involucre dinero. En estos casos no hay un intercambio monetario de por medio, pero sí un seguimiento a esa persona o ideal, que hará que con más seguidores, llegue más rápidamente a sus metas sociales o políticas.
Para realizar una campaña como cualquiera que mencioné con anterioridad, se usan las estrategias de mercadotecnia porque se ha comprobado que dan resultado. Es por eso que, por ejemplo, un candidato cambia la forma en que se viste antes y después de la contienda, gracias a que obtuvo la ayuda de un diseñador de imagen; o cuando una campaña no está funcionando, es posible cambiarla en su totalidad para hacer conexión con los ciudadanos y conseguir al final su voto. Si es válido o no, o si se debe usar o no, ya no es un asunto que se deba debatir porque ya su uso se ha quedado entre nosotros e incluso se ha intensificado. Lo importante es vivir con esto y saber elegir a nuestros líderes a pesar del uso indiscriminado de los medios masivos de comunicación y de las estrategias de mercadotecnia.
Como ciudadanos, tenemos la obligación de hacer una elección pensada de aquél o aquellos que nos estarán dirigiendo. Estas elecciones me resultan mucho más importantes que aquellas que realizamos comúnmente, porque para la compra de cualquier producto se intercambia dinero y si no se cumple con la calidad que nos dijeron que tenía un producto, o si encontramos alguna falla, siempre podremos devolverlo. Sin embargo, al hablar de ideas, candidatos o partidos, la cuestión cambia y tendremos que hacer frente a nuestra decisión durante los próximos 6 años (por hablar de la elección presidencial del 1º de Julio) sin opción a devolución o cambio.
Como cualquier producto, habrá que analizar muy bien las propuestas de los candidatos a la presidencia de la república, sus ventajas y desventajas, cuáles son los beneficios que obtendremos y hacer comparaciones entre ellas para saber quién es el que satisface mejor nuestras necesidades como habitantes de este país. A partir del 30 de marzo podremos iniciar nuestro análisis de los diferentes candidatos después de este periodo que estamos viviendo en el que no es posible obtener información oficial sobre las propuestas.
Por último, le recomiendo ampliamente mantenerse más informado de lo habitual durante este periodo, accediendo a diferentes medios y formatos. Al final, el esfuerzo habrá valido la pena porque se sentirá más seguro de su elección cuando esté frente a las urnas.