Hace dos días mi hermana me compartió información sobre Timothy Wilson, el autor del libro “Redirección: la sorprendente nueva ciencia del cambio psicológico”. Investigando más a fondo sobre este investigador y sus aportaciones al estudio de la psicología, encontré que la base de sus descubrimientos está en las interpretaciones que cada uno de nosotros hace sobre el mundo, las cosas que nos rodean, lo que nos pasa a diario y las personas con las que nos relacionamos. Estas interpretaciones hacen que nos comportemos de determinada manera y que a la larga estos comportamientos se conviertan en hábitos que difícilmente podremos romper.
Según este investigador, muchos de los problemas que actualmente enfrentamos en el mundo se podrían solucionar si se cambiaran las interpretaciones que se tienen y que se han ido aprendiendo de generación en generación sobre el mundo y las relaciones humanas. De esta manera, el racismo, la violencia intrafamiliar, la delincuencia o los pensamientos que día a día tenemos, se podrían cambiar haciendo reinterpretaciones de lo que pensamos. A este proceso, Wilson le llama “editar la historia” (editing history). En vez de tener historias o interpretaciones que nos hagan comportarnos de manera negativa, deberíamos buscar interpretaciones o historias que hicieran comportarnos de manera positiva.
Por ejemplo, para un alumno de primer semestre que siente que la universidad es muy difícil y que lo mejor es renunciar porque piensa que después de reprobar dos materias no podrá terminar la carrera, el hecho de saber que otros compañeros que ya están en el semestre final tuvieron el mismo conflicto en sus inicios, le hará cambiar esta historia de fracaso por una más esperanzadora. Como consecuencia, re-editar esta historia negativa por otra de corte más positivo, le hará tener más confianza en sí mismo y seguir estudiando hasta terminar la carrera como lo hicieron otros compañeros que ya estuvieron en su lugar.
Así las cosas, me parece importante considerar, en el ámbito de la comunicación, que es posible cambiar las historias que como mexicanos tenemos tan arraigadas sobre algunos aspectos tales como la violencia intrafamiliar, la educación, la discriminación o cómo debemos comportarnos como ciudadanos mexicanos. A propósito de lo anterior, sería interesante preguntarnos cuál es la interpretación que hacemos en nuestra mente sobre la política, o las campañas electorales. Qué pensamos cuando tiramos basura en la calle, cuando dañamos nuestro patrimonio cultural o cuando pensamos que determinada persona es mejor que nosotros por el simple hecho de ser europeo o norteamericano.
Este es un tema que bien manejado en publicidad, podría ayudarnos a dar un giro a lo que pensamos sobre nosotros como mexicanos y sobre nuestro país. Lo principal sería preguntarnos si estamos orgullosos de ser mexicanos o no y por qué. Una vez teniendo la respuesta, podríamos cambiar la historia por una buena para después cambiar los comportamientos negativos, por unos positivos que con el tiempo se conviertan en hábitos que contribuyan a mejorar nuestro país.
Identificar “la historia” o las interpretaciones que hacemos cuando nos comportamos de manera negativa, requiere de un sincero autoanálisis si es que se quiere hacer un cambio en nuestros comportamientos y hábitos.
Buen inicio de semana para todos y regreso de vacaciones para muchos.