Para las marcas de lujo, las ciudades de Sao Paulo, en Brasil y Buenos
Aires, en Argentina, se han convertido en los lugares en los que hay que
invertir para estar presentes. De un tiempo acá, estas dos ciudades se han convertido
en los receptores de una gran cantidad de inversión por parte de los fabricantes
de artículos de lujo pues este mercado ha
crecido considerablemente.
Tal y como actualmente se encuentra sucediendo en México, las personas
con mayor poder adquisitivo ya no van a Miami o Nueva York para comprar los
artículos de lujo que acostumbraban comprar en estos lugares. Hoy en día, estas
ciudades tienen sus principales corredores de la moda o las calles en donde se
encuentran congregadas las casas de las marcas más prestigiadas y de mayor
renombre de todo el mundo.
Como ya lo habíamos comentado en una columna anterior, este nuevo
comportamiento de compra y de inversión por parte de las marcas se debe a que
ciudades como Sao Paulo se han visto favorecidas por una renovada prosperidad
económica, lo cual ha hecho que sus habitantes estén deseosos de gastar su
dinero en artículos exclusivos.
Según Euromonitor Internacional, el valor del mercado del lujo en Brasil
es de más de 7 billones de dólares, cinco veces más que el de México. Y es que
en Brasil se ha gestado una nueva clase de nuevos millonarios a los que les
interesa más gastar su dinero que ahorrarlo, debido a las experiencias de
inestabilidad económica que han vivido con anterioridad. Esta nueva clase de
millonarios se gestó entre 2007 y 2001 y entre los productos que más consumen
están la ropa y el calzado de diseñadores, las bebidas, y los accesorios,
principalmente.
Con
una cultura del lujo mucho más legendaria que la de Sao Paulo, Buenos Aires es
una capital en donde sus habitantes ya desde hace mucho tiempo vestían marcas
como Hermes, Prada o Gucci. Desgraciadamente, con la crisis de 2001 el país
redujo el consumo de artículos de lujo. Durante este tiempo, el lujo fue accesible
únicamente para los latinoamericanos adinerados que visitaban el país y que
podían disfrutar de los vinos y las pieles que en el pasado eran exclusivas de
los porteños.
A
diferencia de los Brasileños, los Argentinos ahora son más cautelosos a la hora
de gastar en artículos de lujo, pues aunque la recuperación económica es una
realidad, no se sienten tan seguros de esto y prefieren comprar con modestia.
Sin embargo, las marcas de lujo sigue interesadas en invertir en este mercado
debido que el argentino está “acostumbrado” a consumir el lujo y a
disfrutarlo.
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Con estos ejemplos podemos ver que aunque somos hispanoparlantes, no todos los países en latinoamérica se comportan de la misma manera. Cada uno está marcado por su historia económica así como por su cultura. En el caso de México, el consumo del lujo aún en tiempos de crisis siguió adelante gracias a la existencia de las marcas de lujo en el país, con lo cual los consumidores no tuvieron que trasladarse a ningún otro país para realizar las comprar. Esperemos que la tendencia siga estable, lo cual significará que nuestro poder adquisitivo no se ha visto afectado.