Las bebidas
energéticas son bebidas gasificadas compuestas por cafeína e hidratos de
carbono, azúcares, aminoácidos, vitaminas, minerales, extractos vegetales,
conservantes, saborizantes, etc. Entraron
a nuestro país en el 2002 y su demanda ha venido en crecimiento. En el 2011, esta
industria alcanzó ventas por más de 615
millones de dólares en nuestro país; y en Latinoamérica, en este mismo año se
consumieron 1,120 millones de litros. El mercado para este tipo de bebidas son
jóvenes y adultos jóvenes que buscan permanecer despiertos, ya sea para estudiar
o para seguir la fiesta por la gran vitalidad y energía que otorgan debido a
las calorías que aportan, así como a los demás componentes que contienen.
En un
inicio, lo que se sabía sobre estas bebidas y sus consecuencias en la salud,
eran sólo rumores. Sin embargo, hoy en día se tiene la certidumbre que su consumo
en exceso o el haber sido mezcladas con bebidas alcohólicas, ha causado la
hospitalización e incluso la muerte de varios jóvenes alrededor del mundo. En
nuestro país, estudios realizados por la Secretaría de Salud y la Comisión
Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios han demostrado que el
consumo de estas bebidas producen efectos negativos en la salud mental y en el
estado físico, afectando principalmente el sistema nervioso central, así como el
funcionamiento cardiaco, lo cual puede llevar al consumidor a la muerte.
Como
consecuencia, en 2011 el Gobierno de México impuso el IEPS (Impuesto Especial sobre
Producción y Servicios) a este tipo de bebidas, el cual se paga por la
producción, venta o importación a productos como gasolina, alcohol, cerveza y
tabacos entre otros. Es un impuesto indirecto y los contribuyentes no lo pagan
directamente, ya que se lo cobran a sus clientes (excepto en el caso de las
importaciones). Aunque las empresas reclamaron el caso ante la Suprema Corte de
Justicia, la decisión se mantuvo. Otra medida que tomó el Senado Mexicano en
octubre de 2011 fue prohibir a todos los bares y restaurantes, la venta de bebidas preparadas con una mezcla
de bebidas energéticas con bebidas alcohólicas, como la popular “perla negra”. Además, en Febrero de 2012, también se votó
en el Senado de nuestro país para prohibir la venta de estas bebidas a menores
de 18 años, otorgando a las bebidas energéticas el mismo rango que las bebidas
alcohólicas y los cigarrillos. Estas restricciones, así como la de pedir que las bebidas lleven la advertencia en sus
etiquetas sobre los riesgos sobre su consumo, hacen de México uno de los países
más estrictos en cuanto a la regulación en el consumo de este tipo de bebidas.
Como
resultado de las regulaciones anteriormente descritas, las bebidas energéticas
en México aumentaron sus precios en aproximadamente un 27% en 2011. Y aunque ya
se espera un descenso en las ventas y el consumo de las mismas, con la
prohibición de la venta de la mezcla de bebidas energéticas y alcohólicas, se estableció
una barrera de entrada a nuestro país de bebidas elaboradas con esta
combinación, las cuales ya están a la venta en otros lugares del mundo.
Muchas de
las regulaciones y peligros de este tipo de bebidas son poco conocidas por los
consumidores. Es tiempo de que toda la información sobre los daños que ocasionan
a la salud, así como las restricciones de que son objeto sean ampliamente
conocidas por los consumidores y el público en general.