Debo
confesar que de un tiempo a la fecha me encuentro fascinada con el hecho de que
los países hayan aumentado su oferta turística con base en su gastronomía. Creo
sinceramente, y como ya lo he mencionado en algunas ocasiones, que la
globalización ha hecho que todos los países hayan volteado los ojos hacia sus orígenes,
hacia su país, a su localidad, y que empiecen a valorar lo que tienen, que se
sientan orgullosos de ello y que lo estén empezando a ofrecer al mundo. Algunos
ya lo han hecho desde hace muchos años, pero otros apenas lo están descubriendo.
Alemania,
por ejemplo, es mundialmente conocida por su cerveza y en estas fechas está
celebrando la fiesta más importante de este país y una de las mayores del
mundo: el Oktoberfest. Alrededor de 6 millones de turistas viajan cada año a
Munich para participar en estos festejos. La celebración tiene lugar durante 16
días entre septiembre y octubre y data del año 1810. Se trata de celebrar a la
cerveza e inicia con la apertura del primer barril. Aunque esta celebración
data desde hace 200 años, ofrece otra ocasión para visitar el país si es que en
un inicio se llegó a Alemania sólo para conocer los lugares de la región.
Durante las festividades se usan atuendos bávaros y se degustan otros platillos
de esta nación, además de la cerveza. Lo que me llama la atención del Oktoberfest, es que la atracción turística
se centra únicamente en la cerveza, y
con ella se reciben a millones de visitantes cada año.
México, no
sólo se distingue por el tequila. Nuestro país es un rico ejemplo de variadas
bebidas y platillos que no se han sabido explotar por separado. Al contrario,
se ofrece México en un paquete completo de bebidas, platillos, lugares y
cultura, para ser consumidos en una sola visita. Aún no se han establecido mecanismos para ofrecer
estos atractivos en fechas diferentes para que sean una oportunidad más de
visitar el país y que con ello haya un flujo mayor de turistas, por el simple
hecho de ser temporada de algún platillo o bebida en particular. Creo que a
excepción de Puebla, los demás estados del país ofrecen sus comidas típicas en
cualquier época del año, lo que los hace más accesibles a los viajeros que vienen
por una sola vez a México. Puebla por ejemplo, tiene sus temporadas en donde se
ofrecen los chiles en nogada o el mole de caderas, lo cual le da la oportunidad
al viajero de venir a la ciudad capital o a otras entidades del estado, en
ocasiones diferentes y sólo para tener
la oportunidad de participar de estos manjares. Explotando estas fechas y
ligándolas con algún festival o
celebración, se puede ofrecer a los turistas otra excusa para venir a visitar
los estados en diferentes fechas. La gastronomía está demostrando que bien puede
ser un vehículo de rediseño turístico para cualquier país, como ya ha sido
demostrado por Perú con su Mistura.
A veces nos
conformamos con lo que el país o el estado tiene que ofrecer y no hacemos un
esfuerzo por rediseñar esta oferta haciéndola más atractiva para los
visitantes. Si queremos generar una mayor derrama económica en las diferentes
regiones, es necesario empezar a armar mecanismos destinados a reconfigurar la
oferta turística con la ayuda de la gastronomía y en beneficio de todos los
mexicanos.