Se acercan
las fiestas navideñas, y con ellas un sinfín de compras. En el transcurso de
los siguientes días, adquiriremos toda clase de productos que se tienen”” que
tener a lo largo de estas festividades: el árbol de navidad, las esferas, el
nacimiento, los regalos, la cena, las uvas para año nuevo, etc. Todo aquello
que haga que encajemos con el común denominador de lo que significan los
festejos de navidad y año nuevo. Hemos
hecho pues de estas compras, un ritual muy importante que seguimos
reproduciendo año con año.
Todas las
compras que se hacen para llevar a cabo cierto tipo de rituales, iniciaron en
un momento determinado en el tiempo, y alguien alimentó la sensación que nos
producen al usarlas. Así, el ritual de abrir un Frutsi por la parte de abajo
para tomarlo con los amiguitos, transmitió en nosotros felicidad. Ya no
importaba tanto el producto, queríamos reproducir esos momentos de juego o
esparcimiento, y el sólo hecho de comprar ese producto en particular, nos lo
otorgaba. Para algunas personas, ciertos rituales también forman parte de sus
experiencias desagradables, momentos que no quisieran volver a repetir. Por
eso, a algunas personas, el árbol de navidad les recuerda la muerte de un ser
querido o una infancia infeliz. Son las personas y sus experiencias quienes
otorgan el sentido a los rituales, pero son también las empresas quienes pueden
hacer de sus productos parte primordial de algún acontecimiento o fecha determinada.
Hace 5
años, la BBDO Worldwide identificó los 4 rituales más importantes que se
producen desde que inicia hasta hasta que termina el día. El primer ritual es
cuando recién nos levantamos y nos preparamos para hacer frente al día. Esto
requiere una serie de acciones como tender la cama, vestirse, bañarse, lavarse
los dientes, etc. El segundo tiene que ver con el hecho de compartir la comida
con otras personas, desde un desayuno familiar, hasta la reunión social del
trabajo para celebrar algún cumpleaños, por ejemplo. El tercero tiene que ver
con las “salidas” después del trabajo, y con una serie de preparaciones que
esto conlleva como nuestra apariencia, el traslado al destino, etc. Y el último
tiene que ver con la protección que hacemos de nosotros y de los nuestros antes
de ir a dormir, como apagar la luz, programar la alarma, cerrar puertas y
ventanas, preparar la ropa para el día siguiente, etc.
Si nos
fijamos detenidamente, estos rituales tienen que ver con tener el control de
nuestras vidas y el entorno. La importancia de tenerlos en cuenta, radica en
que cada uno de ellos está asociado inevitablemente con una serie de marcas y
productos determinados. Esta asociación puede ser nueva o puede tener varios
años o siglos entre nosotros. Puede haber sido producida por el consumidor o
por la empresa. Cuando hacemos uso de los productos o las marcas que hemos
incorporado a nuestras vidas como las más importantes o significativas, nos
sentimos más tranquilos. El simple hecho de usar “la marca adecuada” infunde en
nosotros un sentimiento de estabilidad y familiaridad, lo cual hace que el
consumidor sea fiel a estas marcas y productos determinados.
Para poner
su marca dentro de los rituales más poderosos pregúntese en qué parte puede
encajar su producto, y de qué forma
puede hacer que su marca sea preferida sobre la de su competencia.
Buen inicio
de semana para todos.