Pasan los
años y el secreto de la mercadotecnia sigue siendo entender al consumidor. A
pesar de ser tan claro, pocas empresas ponen en práctica esta máxima. El
servicio en los restaurantes sigue siendo malo y después de pedir tantas veces
las mismas modificaciones a los productos o servicios, optamos por comprar en
otro lugar o sustituir nuestro producto “preferido” por otro que no nos
satisfaga tal vez del todo, pero tenga la practicidad que estamos buscando, por
poner sólo un ejemplo. Al final, el empresario ve partir a sus clientes y se
pregunta qué hizo mal, sin encontrar una respuesta. Desgraciadamente, nunca intentó
conocerlos y tampoco hizo los cambios que los mismos le pedían tantas veces.
El
consumidor como individuo, ya representa por sí solo un sin número de
características a las que hay que poner atención. Las motivaciones que lo
llevan a comprar tal o cual producto, su personalidad, la forma en que aprende,
cómo se comporta ante los impactos publicitarios, los colores o sonidos, son
algunas cosas a las que hay que poner atención. A veces, las empresas lanzan
sus campañas publicitarias sin saber si los compradores van a percibir el
mensaje que se les está enviando tal y como la empresa está esperando; el
resultado, malos entendidos e impacto nulo en los consumidores.
Aparte de
su personalidad, el individuo vive en un entorno social que lo moldea e
influye. Los grupos a los que pertenece le otorgan ciertas características que
lo distingue de otros grupos. Es aquí en donde la segmentación de mercados es
de gran ayuda porque en su forma más simple, puede determinar los primeros
grupos a los que pertenece el individuo y sus características, como lo son edad, sexo,
condición socioeconómica, etc. La información que obtenga de éstos, empezando
por la familia, le ayudarán a determinar, entre otras cosas, las preferencias,
metas, aspiraciones, deseos y gustos de sus clientes.
Además de
lo anterior, los consumidores llevan a cabo un proceso de decisión de compra en
el que la empresa puede intervenir para lograr que su producto sea elegido
sobre los demás. Identificar este proceso es hilar fino en la mercadotecnia. ¿Qué
hace?, ¿en dónde investiga?, ¿a quién
pregunta cuando quiere comprar este artículo en particular?, son algunas de las
preguntas que deberíamos hacerles y al tener las respuestas, estar presentes en
el momento indicado para influir con nuestra oferta y darle las facilidades que
está buscando para concretar la compra.
Una gran
cantidad de empresas inician la venta de un producto o servicio sin conocer a
su consumidor. Parece mentira, pero en el tiempo que llevo dedicándome a la
mercadotecnia, gran cantidad de veces me han pedido que les ayude a identificar
quién es el comprador de lo que usted está vendiendo, cuando antes de iniciar
la empresa se debió haber identificado el público y su necesidad.
Si ya tiene
un negocio o producto y quiere conocer más a su consumidor, platique con él,
pregúntele lo que opina sobre lo que le está ofreciendo. Si no puede platicar
con todos por falta de tiempo, elabore una pequeña encuesta y vaya cambiándola
con el tiempo. Algunas cosas que le sugieran las podrá cambiar inmediatamente,
pero otras necesitarán una mayor cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo para
hacerlo. Lo importante es conocer a su consumidor para darle lo que necesita y
obtener así su lealtad y preferencia.