Recién
iniciamos la clase y les pregunto a mis alumnos que qué tal les ha ido con sus
compras. Aquellos que son alemanes, me dicen que bien, no le encuentran mucho
sentido a mi pregunta. Sin embargo, para aquellos que vienen de otros países,
resulta ser un tema que viven día a día desde que llegaron. Ante la pregunta, mueven la cabeza un poco desganados y me dicen
que no encuentran las marcas que les gustan.
Uno de mis
alumnos viene de Francia y no sabía qué marca de agua comprar, así es que se dio
a la tarea de leer las etiquetas para ver si encontraba algo conocido, una
país, una marca. Indagando, ante la gran cantidad de opciones, le dio su voto a
favor a aquella marca que era un producto de “The Coca-Cola Company”. Es una
empresa mundialmente reconocida, me dice, sé que sus productos son buenos y que
el agua que producen aquí en Alemania también lo será. Otros se van a la segura
y compran las marcas que conocen porque las venden en sus países; un alumno que
viene de Singapur compra los tenis que en su país están de moda y que por
suerte en Alemania están de oferta.
Cada inicio
de semestre es muy interesante para mí,
conocer los procesos de compra que realizan mis alumnos. Este semestre no ha
sido la excepción. Siempre me encuentro con los mismos patrones de compra en
los diferentes países en los que he tenido la suerte de impartir clases. 1. Lo
más común es buscar las marcas que ya conocen, los productos que usan
frecuentemente o los que usaban sus padres. La experiencia les dice que la
elección será la correcta y que más vale no probar porque la fidelidad de
marca, en ese producto en particular, es una garantía de que estarán
satisfechos. 2. Si por desgracia no encuentran la marca que ya conocen, verifican
que la empresa que produce la marca que están buscando elabore el mismo
producto con algún otro nombre en este país. Siempre serán las grandes empresas
como Procter & Gamble, The Coca-Cola Company, L´Oréal o Colgate-Palmolive,
entre otras, las que avalen la calidad del producto que están comprando y eso
ya es una garantía de que estarán satisfechos con lo que compren… crearon fama
y se acostaron a dormir. 3. Si no pueden hacer ninguna de las dos primeras cosas,
se lanzarán a la aventura de probar un nuevo producto. Ante tal situación, la
primera opción es buscar consejo con alguien del país, para ver qué producto
“sale bueno” o de plano comprar uno que les llame la atención por el empaque o
por las promesas que hace en su publicidad, más tarde comprobarán si son
ciertas.
Aunque es
la última opción, ésta puede durar meses, pues se está haciendo una decisión
con base en la prueba y el error. Tal es mi caso, en algunos productos pues aunque
ya he seguido los tres procesos, aún no encuentro aquellos con los que me
sienta totalmente satisfecha. Es un proceso bastante frustrante, pues llega un momento en que no sé qué hacer
con todos los productos que he comprado, que no me han funcionado y que por consiguiente
no me he terminado. No tengo otro remedio que seguir usando algunos de ellos
aunque no me satisfagan del todo y seguir buscando hasta encontrar el adecuado.
Si durante
las vacaciones se encuentra en esta última situación, disfrute del proceso y
piense que sólo será por poco tiempo. Cuando regrese a casa podrá volver a sus
costumbres y comprar todas las cosas que ya conoce.