Esta pregunta puede tener una respuesta simple o una más complicada. La respuesta simple sería: porque tenemos necesidades que cubrir y una manera de hacerlo, es comprando las cosas que nos hacen falta. Sin embargo, las necesidades que tenemos no siempre son las básicas como comer, si tenemos hambre, o beber algo, si tenemos sed. Algunas necesidades ni siquiera sabemos que las tenemos y si supiéramos la razón por la cual compramos algunas cosas, no nos gustaría aceptarlo.
Una teoría
al respecto señala que la compra de muchos de los productos que adquirimos
obedece a razones más relacionadas con el ego, que con cuestiones fisiológicas
o de primera necesidad. El interaccionismo simbólico establece que el individuo
se desarrolla en una sociedad con un determinado sistema de comunicaciones e
interacciones que son resultado de esta misma interacción social y que como
resultado, el individuo desarrolla una imagen de sí mismo. En esta sociedad se
comparten un sinnúmero de símbolos, significados, códigos y reglas, con las
cuales le es posible predecir los comportamientos de los demás y anticiparse a
futuras interacciones con ellos.
Así, el
hombre desarrolla diferentes tipos de imágenes de sí mismo, las cuales tiene
que cuidar ante los distintos tipos de personas con las que se relaciona; entre
éstas se encuentran la imagen real de sí mismo y la imagen deseada de sí mismo.
También, durante estas interacciones constantes, el individuo aprende a
clasificar los diferentes objetos con los que convive y cómo debe actuar con
respecto a ellos. También, aprende a identificar posiciones y los roles que se
esperan de las personas que las ocupan. En este día a día, el individuo se
autodefine como quien ocupa tal o cual situación en la que tiene que
comportarse de tal o cual manera y lo que esperan los demás de él por el lugar
que ocupa, pero también por la situación en la que se encuentra. Entonces, el
individuo organiza su comportamiento respecto a la propia imagen que tiene de él
mismo, por el lugar que ocupa en la sociedad, la situación en la que se
encuentra; pero también, por cómo quiere ser visto por los demás, por quien
quiere llegar a ser o la imagen ideal o deseada de sí mismo.
¿Un poco
complejo?. Lo que sucede es que con
nuestra sola presencia ya estamos comunicando lo que somos a los demás. Esto,
aunque lo sabemos, no lo hacemos consciente la mayor parte del tiempo. Al
respecto, esta teoría sostiene que las personas tienen la necesidad de actuar y
comportarse de las maneras más socialmente aceptadas y deseables para crear una identidad que sea apreciada
por los demás, o por lo menos, por aquellas personas de las que les importa su
opinión. Así las cosas, los individuos eligen convertirse en el tipo de persona
que sea más valorada, en cada situación en la que se encuentren y por las
personas con las que convive.
El mejor
medio para lograr este propósito es por medio de las marcas y productos que
posee y usa en determinadas situaciones. Estos objetos y marcas, por supuesto,
tienen un significado simbólico en la sociedad y “comunican” lo que la persona
que las posee “es” en esta estructura social.
La próxima
vez que vea alguien comprando o usando tal o cual marca, o producto, no le
pregunte por qué lo hace, seguramente la respuesta será la más simple: “porque
me gusta”; sin embargo, usted ya puede intuir la verdadera respuesta.
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