Este es el
mensaje que me envió una amiga hace unos días. Y en efecto, al querer enviar
una respuesta, el resultado fue nulo, ya había desinstalado el programa de su
teléfono.
Lejos de
ser una noticia agradable para muchos, el anuncio por la compra de WhatsApp por
parte de Facebook, hecha por Mark Zuckerberg, ha generado que muchos teman por
su privacidad. La operación valuada en unos 19,000 millones de dólares, parece
no estar siendo muy bien aceptada por los usuarios de WhatsApp y tampoco por
los expertos. Hace unos días, Thilo Weichert, el comisionado de privacidad del
estado alemán de Scheleswig-Holstein ha sugerido a la población alemana dejar
de usar WhatsApp y unirse a opciones más seguras de comunicación, como aquellas
que respeten las leyes de privacidad que rigen en la Unión Europea; lo anterior
subrayando si es que les interesa que sus comunicaciones sean confidenciales.
Entre los datos recogidos por PC World, Weichert menciona que una fusión de
datos de WhatsApp y Facebook podría causar serios problemas en cuanto al manejo
de los datos personales.
A
diferencia de lo que muchos usuarios piensan, no todos están interesados en
usar Facebook, y por lo tanto, tampoco están interesados en que tal y como se
hace en Facebook, sus contactos o algún otro dato personal, sean de dominio
general. Y no es que se trate de “ocultar” situaciones, sino que, tal y como se
hace en cualquier conversación cara a cara, las comunicaciones virtuales no
tienen por qué no ser personales y confidenciales.
Hubo un
momento en que la conectividad y el reencuentro con viejos amigos de la
infancia o de otros tiempos, estar en contacto o “compartir” los logros y las
vacaciones, entre otras cosas, era la novedad en Facebook; sin embargo, muchos
han estado huyendo de la plataforma en busca de privacidad. En estudios hechos por Universidad de Viena,
así como los realizados también GlobalWebIndex, los usuarios abandonan la red
por inseguridad e insatisfacción. Entre los motivos están la presión por
agregar amigos, pérdida de interés, miedo a la adicción a la red y la
superficialidad de las conversaciones. El espacio en donde todos ponen su
“mejor cara” ha llegado a hartar a más de uno, pues este lado no muestra toda
la realidad de sus “amigos” y llega, en casos extremos a causar inseguridad y
depresión entre los usuarios, según estudios realizados por la Academia de
Pediatría de Estados Unidos.
Cansados de
reencontrarse con “viejos conocidos” que terminaban siendo “viejos extraños” y
de ver vidas perfectas, muchos usuarios optaron por opciones más íntimas de
comunicación. WhatsApp era una de estas opciones en donde no se tenían que
preocupar por su perfil, por definir su estatus o por el qué dirán, en general.
Estaban en contacto únicamente con aquellos con los que tenían comunicación de
manera regular en el “mundo real”, vía
telefónica. Sin embargo, hoy en día WhatsApp se vislumbra como una amenaza para
su intimidad.
Ante estas
reacciones, las empresas de comunicación virtual se encuentran frente al reto
de ofrecer al usuario herramientas que proporcionen una comunicación segura,
pero que al mismo tiempo representen una opción rentable para ellos como
empresa.