Cada día
que pasa tenemos nuevas plataformas, programas, apps, aparatos electrónicos y
demás inventos que nos mantienen “comunicados”, “conectados con el mundo”,
inmersos en una vorágine de información, además de mensajes y llamadas que hay
que contestar a la brevedad. Sin embargo, los detractores de esta
“conectividad” ya se están multiplicando.
Lejos de
parecer atractiva la posibilidad de estar en comunicación constante con varias
personas al mismo tiempo o de encontrar información desde nuestro teléfono
celular, hoy en día, para algunos, esto ya resulta un tanto molesto y la
conectividad resulta no ser ya una prioridad. Así es que siguiendo los patrones
del pasado, muchos se apuntan a dejar de prescindir del mágico teléfono celular
y a estar disponibles solamente en los lugares que ellos deseen y en los
horarios que ellos mismos determinen. Y es que desgraciadamente, entre más
redes sociales usamos, estamos más disponibles para las demás personas, lo cual
que les hace pensar que tienen el derecho a contactarnos cualquier día y a
cualquier hora, y lo que es peor, a que les contestemos en ese preciso momento.
Es por eso que muchos ya optan por tener un teléfono celular “sólo para hablar
por teléfono”, como en los viejos tiempos.
Y es que lo
que antes prometía mantenernos conectados con más gente, con nuestros seres
queridos, y con los viejos conocidos, ha derivado en una constante y molesta
interrupción de nuestras interacciones reales. ¿Cuántas personas no interrumpen
una conversación cara a cara porque les ha llegado un mensaje y “tienen” que
leerlo?. O lo que es peor, se levantan de la mesa para contestar una llamada,
después de haber interrumpido la conversación que mantenían con su acompañante.
Además, en algunas compañías, los jefes se dan el lujo de exigir a sus
empleados que contesten los correos electrónicos o los mensajes a cualquier
hora del día o de la semana, porque el equipo les fue entregado por parte de la
empresa.
Y podríamos
seguir con los ejemplos, el tema es que estamos ante el inicio de un éxodo de
usuarios que simplemente se están cansando de estar conectados. Además,
diversos estudios están apoyando la idea de dejar de conectarse, como el
realizado por la Universidad de Stanford, en donde se llegó a la conclusión de
que las personas que hacían muchas actividades en los medios y redes sociales,
usuarios “multitasking”, resultaban ser
menos competentes cuando se les pedía que realizaran otras actividades, pues se
distraían con casi cualquier cosa. Además, un estudio del Instituto de
Psiquiatría de la Universidad de Londres, reveló que desarrollar este tipo
actividades de manera “multitasking” hace que nuestro IQ baje temporalmente
unos 20 puntos, lo que equivale a saltarse una noche de sueño.
Y aunque
nadie niega que el uso de estas pantallas ha ayudado a mejorar los aspectos de
nuestra inteligencia visual y espacial, parece que a veces se entrometen más en
nuestra vida privada y relaciones cara a cara, de lo que deberían. Es por eso
que se hace necesario analizar la ventaja de contar con un teléfono solamente
para hablar por teléfono y utilizar únicamente, por qué no, las herramientas
más indispensables. De otra manera, nos estamos perdiendo la mitad de dos
mundos, el real por estar atento a las redes, y el virtual por tratar de interactuar
en tiempo real con personas de carne y hueso.