Parece
increíble, pero se está empezando a generalizar la búsqueda por un consumo
menor de alimentos procesados y sobre todo, ricos en azúcar. Aunque existen
diferentes argumentos a favor y en contra del azúcar, no es posible cerrar los
ojos ante una creciente cantidad de consumidores que se están alejando de su
consumo.
Diversas
investigaciones han demostrado lo que ya nos parece obvio: que el consumo de
altas cantidades de azúcar en los alimentos, ha derivado en un aumento en los
casos de obesidad y por consiguiente, en un incremento en los casos de
diabetes. Y aunque no se ha comprobado que ésta sea la causa principal de la
obesidad, el alto consumo de azúcar contribuye en gran medida al desarrollo de
la misma. A causa de la obesidad, se corre el riesgo de padecer no sólo diabetes
tipo 2, sino diversos problemas relacionados con la salud y principalmente con
el corazón. Según Euromonitor Internacional, el azúcar también se puede
denominar como adictiva, ya que segrega dopamina en el cerebro, la cual produce
una sensación agradable que se desea repetir, por lo que diversos científicos
la comparan con drogas que crean dependencias tales como el alcohol y la
nicotina.
Además, el
alto consumo de azúcar también ha sido relacionado con el cáncer. Y para
muestra, basta un botón: en un libro que se ha convertido en un Bestseller a
nivel mundial, “Anti Cáncer”, David Servan-Schreiber hace un recuento de
diversas investigaciones para demostrar que el cáncer se alimenta del azúcar.
Él mismo comenta que fue el biólogo alemán Otto Heinrich Warburg, premio Nobel
de medicina, quien descubrió que el metabolismo de los tumores malignos depende
en gran medida del consumo de glucosa (la forma de azúcar digerida en el
cuerpo).
En fin que
estamos ante una escalada de investigaciones que parecen confirmar que si bien
el azúcar no es totalmente dañina, tampoco es totalmente saludable para nuestra
salud. Por lo mismo, los consumidores
están exigiendo a las empresas, no solamente que se elimine el azúcar de los
alimentos que producen, sino que además se hagan esfuerzos para encontrar
opciones más saludables que no pongan en riesgo su salud.
Hasta ahora,
esta opción parece ser la estevia (o stevia). Como lo comentábamos en una
columna anterior, este aditivo o edulcorante natural se fabrica con las hojas
de la planta del mismo nombre, la cual es nativa de América del Sur y América
Central. Sin embargo, su consumo no se ha generalizado, pues ya existen en el
mercado otros edulcorantes artificiales con componentes químicos tales como el
acesulfame y el aspartame (http://www.marketicom.com/2013_02_01_archive.html).
Y aunque ya
se ha insinuado en diferentes ocasiones que estos substitutos químicos del
azúcar son peligrosos para la salud, su consumo se ha extendido con el paso del
tiempo. Además de que su sabor no se compara en nada con el del azúcar, tampoco
cumplen con algunas funciones para la
elaboración y la conservación de los alimentos procesados, por ello el azúcar
se sigue usando en la industria alimentaria.
Tal parece
que ni el azúcar, ni los edulcorantes artificiales son buenos para la salud.
Entonces, es tiempo de que las industrias alimentarias busquen opciones más
saludables, pero también que los consumidores exijan alimentos que lejos de
dañar su salud, la protejan, o por lo menos que no la deterioren.