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"Blogger o Influencer". Periódico Síntesis. 21.12.2015

El pasado 11 de diciembre asistí a un interesante ciclo de conferencias sobre el Blog, en la ciudad alemana de Salzgitter. Más que hablar sobre los blogs de empresas o marcas reconocidas, los temas se centraron en los blogs desarrollados por personas independientes, comunes y corrientes.
Sin duda alguna, lo más interesante fue descubrir el enorme empuje que están teniendo los blogs actualmente, o por lo menos así se vive hoy en día esta tendencia en Alemania. Hay quienes llegan a afirmar que el ser bloguero podría sustituir el contar con algún título universitario, pues sabiendo tener éxito, se podría vivir de esta actividad. Pensamiento con el que estoy en total desacuerdo. En fin que las principales discusiones giraron en torno a que si el blog era una forma de periodismo, si había que ser periodista para desarrollar un buen blog, sobre cuánta actividad se debía tener a la semana, si había que tomar más fotos, que si había que contratar a un buen fotógrafo para que hiciera el trabajo, etc, etc.

Los dueños de las agencias de publicidad, también presentes, declararon abiertamente buscar a las personas que más interés o seguidores generaban, mostraron las herramientas de que se valían para encontrarlos y los contratos que ofrecían. Al identificar a estos “influencers” (o personas con influencia en su comunidad), la tarea era atraerlos para trabajar para sus agencias, promocionando sus marcas y productos a cambio de un jugoso acuerdo monetario. Su tiempo y comentarios, a cambio de dinero. Las agencias de publicidad buscan pues que un blog sea ya en sí mismo una herramienta de influencia. Un blog con esta característica debe de ser “auténtico”, con “alcance”, “relevante”, con “reputación” y “repercusión”. Algo que sólo podían tener los blogs con miles de lectores o seguidores.

¿Pero quién, teniendo un blog con estas características le “vende su alma” a una agencia?, se preguntaban los más puristas. Y es que según las opiniones, existen dos tipos de blog, uno en donde se expresa el “yo” y con el que se está a gusto desarrollando contenidos a su propio ritmo, o aquél blog que se desarrolla únicamente para generar ganancias económicas. Por supuesto que una cosa puede llevar a la otra, pero los más apasionados pensaban que una cosa es añadir publicidad en la página y otra muy diferente es perder la “honestidad” de la que se gozaba en un principio, para escribir información “favorecedora” para una marca o producto en particular, recibiendo dinero a cambio.

Por su parte, los blogueros más comerciales declararon firmemente que su finalidad última era esa, ganar dinero con el blog y escribir bien de quien les pagara por ello. Sin embargo, enfatizaron que lo malo de empezar a colaborar con una agencia o con una marca, es que ya no se puede trabajar con nadie más. Así, si se empezó publicitando la mantequilla natural de la marca tal, para un blog de cocina, va a ser muy difícil cambiar de artículo cuando ya se ha identificado al blog con ese producto y se ha hablado maravillas de la marca. Cambiar de productos de la noche a la mañana porque se perdió el contrato con determinada empresa, actuaría en detrimento de la credibilidad del bloguero, de su popularidad y generaría con ello, su propia ruina. En

Creo que los blogs son una nueva forma de consumir y producir contenidos interesantes y diversos. Son en sí mismos un ejemplo de libertad de expresión. No creo que la finalidad última de la creación de un blog sea generar dinero, porque tal vez esto no se consiga. Más bien considero que un blog debe ser un proyecto personal desarrollado desde un tema que al autor le apasione; lo demás, es lo de menos.

Feliz Navidad. (Segunda de dos partes). Periódico Síntesis. 14.12.2015

En la anterior columna les comentaba un poco de las diferentes tradiciones de la época decembrina en Alemania. Sobre los mercados navideños, los deportes de inviernoy la cena de Navidad.

Nos quedamos en el “Christstollen”, un pan dulce elaborado con mantequilla, pasas, frutos secos, almendras, nueces y que está cubierto de azúcar. Simplemente no puede faltar en la mesa durante la época de adviento y por supuesto como postre en Navidad. Y es que se dice que este tradicional pan alemán se originó hace unos 600 años en la ciudad de Dresden. Su forma es como la de un niño envuelto en pañales. Es un pan que puede ser guardado durante mucho tiempo y es por eso que se puede comprar con anticipación. En esta ocasión, sólamente para la temporada de adviento y Navidad, compramos 5 panes de un kilo cada uno. Ya sé que suena un poco descabellado, pero es verdad. He aquí la importancia de este pan durante las celebraciones decembrinas.

Y es que ya nos pasó el año pasado que durante el adviento nos acabamos los Christollen que teníamos y para el día más importante, ya no quedaba más que un pedazo. Así es que una semana antes de la cena, salíamos todos los días a buscar en varias tiendas el dichoso pan y no encontrábamos nada sino las versiones más modernas que a la mayoría no gustan.... Una verdadera tragedia. Y no exagero. Mi esposo se sentía culpable y enojado. Yo la verdad no le había dado tanta importancia al asunto hasta ese día. En las llamadas telefónicas para ultimar los detalles de la cena, evitábamos mencionar que no habíamos encontrado el pan (que nos había tocado a nosotros), pues pensábamos que lo encontraríamos alguno de esos días en alguna tienda. Pero no encontramos nada, salvo los que ya nadie quiso, y tuvimos que compartir nuestra derrota. Fue enconces que mi suegra, indignada, solucionó el problema y llegó a la cena con un pequeño pan de unos 250 gramos que había guardado para las “emergencias”.

Otra tradición que puede dejar a muchos en la bancarota, es la de los regalos. La costumbre marca que no se regala uno, sino varios obsequios de una persona a la otra. Así es que uno puede recibir presentes de diferentes tamaños y precios de parte de una misma persona. Obviamente que los más felices son los niños, quienes hacen una larga lista de los juguetes que les gustaría recibir en “Weihnachten” (Navidad)  por parte del “Christkind” (niño Dios), y que no recibieron durante el “Nikolaustag” (el día de San Nicolás). Y es que los ríos de regalos no inician con la Navidad, sino el 6 de diciembre con la celebración de “St. Nikolaus” (San Nicolás o Santa Claus). En esta última, una de las condiciones para recibir los regalos es que los niños limpien sus zapatos la noche del 5 de diciembre para así poder recibir sus regalos a la mañana siguiente. Los niños que se portaron mal durante el año o que no limpiaron sus zapatos el día anterior, reciben sólo un pedazo de escoba como regalo.

Bueno, ya no les cuento más porque no me alcanza el espacio. Deseo sinceramente que esta Navidad la pasen rodeados de su familia disfrutando de mucha paz y armonía. Reciban un abrazo afectuoso y que tengan un excelente inicio de semana.

Feliz Navidad. (Primera de dos partes). Periódico Síntesis. 07.12.2015

Fuente: Periódico Síntesis 07.12.2015
No quise dejar pasar este año sin escribir algo estas últimas semanas que nos quedan del 2015. Por causas de fuerza mayor me ausenté de estas páginas por unos meses, pero ya estoy de vuelta, feliz de poder colaborar nuevamente.

Y qué mejor pretexto para escribir, que la época decembrina. Sin duda que a todos les cambia el ánimo pensar en los regalos, los adornos, el ambiente navideño y estar con la familia.
Como me encuentro lejos de México, extraño las posadas, el ponche, las cenas con los amigos y por supuesto que estar con los míos. Pero en Alemania también está mi familia, es mi hogar y tiene mucho que ofrecer. Lo que más se disfruta en esta temporada son los mercados navideños (Weihnachtsmärkte), singulares espacios que se extienden por todo el país y que son el deleite de locales y turistas. A pocas semanas de haber sido abiertos, se puede ver a todos disfrutando del tradicional “Glühwein” (vino caliente con especias), almendras garapiñadas, puestos de artículos decorativos, artesanías y demás atracciones que hacen de estos lugares los preferidos para pasar las tardes y noches de la época decembrina. Aunque son un negocio para los que ahí montan sus puestos, son más una tradición en donde se encuentra uno con los amigos o se asiste en familia, y en donde se compran productos de la región como pan, chocolate, artículos de madera, ropa y por supuesto, comida y bebida.

Aunque la nieve nos visitó unos dos días, desapareció y pronto llegará para quedarse, tal vez hasta abril como el año antepasado. Para ella ya se preparan chicos y grandes. Los deportes de invierno son una actividad que nadie quiere dejar de disfrutar. Por ello es fundamental usar la ropa adecuada, pues como dicen por aquí, “Es gibt kein schlechtes Wetter, es gibt nur unpassende Bekleidung.” (algo así como: no hay clima malo, sólo ropa inadecuada); pero a estas alturas, la ropa de invierno ya no se encuentra en las tiendas. Las compras de chamarras, zapatos, gorros y cuanta cosa se necesita para hacerle frente al frío, se debieron haber hecho en otoño. No digo que uno no encuentre nada de nada, pero no como hace unos tres meses, en donde todavía se podía escoger y había variedad de tallas y colores. Lo que queda ya es muy pero muy poco y es, definitivamente, lo que otros no quisieron. Lo mismo sucede con todos los artículos navideños, que ya se encuentran hasta con un 50% de descuento. Un poco sorprendende, en un país en donde la costumbre marca que el árbol (en la mayoría de los casos natural) se instale en la mañana del 24 de diciembre.

Y si se quiere hacer una cena tradicional con pavo, pato o ganso y “Christstollen”, lo mejor es irse preparando, sin exagerar, con un mes de anticipación; ya sea que el pato o ganso se compre congelado o que se ordene que sea entregado fresco el día en que se necesite. Días antes de la cena navideña estos alimentos ya se encontrarán agotados en la mayor parte de los supermercados; y si existen todavía, se venderán a precios muy elevados. Eso nos pasó el año pasado con el Christstollen, pero de eso les contaré la próxima semana en donde les seguiré compartiendo algunas otras impresiones de la Navidad en Alemania.

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