La semana pasada hablábamos de las tendencias de consumo para el 2016 y los años venideros. Y aunque hay muchas tendencias, la gran mayoría de ellas se integranen una sola: la búsqueda por el bienestar físico y mental.
La
alimentación saludable será una tendencia que se irá fortaleciendo, pero
también la práctica de actividades físicas que deriven en la paz mental y el
despertar de la conciencia. Para ello, el yoga y la meditación han sido
actividades que han ido en aumento. Sin embargo, practicar estas dos
actividades no ha sido suficiente, por eso los consumidores han empezado a
cambiar sus hábitos de consumo pensando en los demás. Esto es que, derivado de
los problemas en los que se han visto involucradas algunas marcas, el
consumidor se ha convertido en un ente más conciente de su entorno y de los
otros seres humanos, de las desigualdades sociales, de la falta de
oportunidades y lo más importante, de cómo sus prácticas de consumo han ayudado
o beneficiado no sólo al medio ambiente, sino a las demás personas.
El desperdicio de los alimentos, la contaminación ambiental y las condiciones
laborales de los trabajadores son sólo algunas preocupaciones que están
empezando a tener los consumidores. Lo sucedido en Bangladesh alertó y mostró
sólo la punta del iceber de lo que está pasando con la producción a bajo costo en los países menos favorecidos. Lo que hacía atractivas a las
empresas usando el logotipo “Fairtrade” se ha transformado en escepticismo al darse a conocer “realidades” nunca antes develadas y que han derivado en la falta de credibilidad por parte de aquellos que creían que un sello era sinónimo de confianza.
Ante esta
creciente falta de credibilidad en las grandes trasnacionales, muchos
consumidores han adoptado un nuevo estilo de vida: comprar a productores
locales. Y aunque los productos pueden ser más caros, pues estos pequeños
empresarios no se benefician de la producción a gran escala, los consumidores
pagan por la originalidad, el trabajo artesanal y por impulsar a estos productores locales que entre otras cosas se preocupan por el medio ambiente y que generalmente utilizan materias primas de la región para ayudar a otros productores locales.
Y aunque parezca
contradictorio, otra tendencia indica que los consumidores se dedicarán más a
buscar ofertas y a cazar descuentos. Comprar artículos de calidad a menor
precio será una tendencia en aumento. Una especie de hobby. En el futuro
veremos un consumidor que si bien se preocupa por ahorrar, también puede pagar
un poco más por un artículo que a sus ojos le ayuda a contribuir con una causa
social o con el bienestar de otras personas.
Evitar el despercicio de los alimentos, cuidar
el medio ambiente, alimentarse con productos sanos y libres pesticidas,
practicar actividades que deriven en la salud física y mental; así como
contribuir a mejorar el mundo en el que vive, son preocupaciones que se irán
fortaleciendo con el paso del tiempo y que darán como resultado a un consumidor
no sólo verde, sino comprometido consigo mismo, la sociedad y su entorno.